En esta ocasión fue un mexicano el que el dio feeling a Fran, que llevaba 5 años trabajando aquí, y que nos abrió los ojos sobre la calidad de vida en América. "Esto es el imperio, como fue Roma, Turquía o España", nos dijo, "aquí todo es barato porque van al resto del mundo y lo cogen. Al que no le gusta, se lo chingan". Además de eso, nos contó cómo estaba ahorrando en cinco años suficiente dinero como para vivir el resto de su vida en Mexico, y nos recomendó una ciudad, Tilluride, que nos pillaba de camino, y donde no habíamos pensado parar.
El estilo de vida de la gente nos sorprende, y son muchas las situaciones que nos parecen sacadas de una película. Sin embargo, muchas de esas cosas son serias para ellos: marines, cow-boys, amish... Para evitar comentarios fuera de lugar, hemos decidido sustituir todas esas palabras por "piticli". En ocasiones no funciona del todo, como cuando en Nappanee, Fran, al presentarnos a su amigo amish, dijo: "He is Curtis, el fue piticli". Curtis puso cara de gato encerrado...Bueno, pues en Montrose hemos visto piticlis de tipo marine y de tipo cow-boy, conversando juntos con una cerveza, mientras escuchábamos una jam sesión de country.
Hemos decidido abandonar las orientaciones de las guías y seguir las de los habitantes con los que hablamos. De esta manera, hemos conseguido huir de los circuitos saturados, y encontrar otros sitios bonitos, en los que todos los turistas que vemos son americanos. Siguiendo esta regla hicimos caso a Jesús, nuestro compadre mexicano, y paramos en Telluride. Es una pequeña ciudad al pie de las Rocosas, con encanto y sabor Far West, muy turística en invierno por sus pistas de esquí, y que ahora se mantiene relativamente viva por sus paisajes y el mountain bike. Se puede subir gratis al telesilla, que te sube hasta 3.200 m, y desde donde se pueden ver varios cuatromiles, y un valle espectacular. Un cartel explica cómo el paisaje se forjó a lo largo de millones de años por corrimientos tectónicos, volcanes, y por último un gran glaciar hace sólo 40.000 años. Parece increíble que las Rocosas hayan estado alguna vez sumergidas en el océano.De vuelta en la ciudad, y siguiendo con nuestra suerte local, los viernes hay mercado de los granjeros locales. Hemos comido verduras a la plancha, mientras un guitarrista nos tocaba Simon and Garfunkel, y Destro buscaba fijaciones para su tabla de snow. No las ha encontrado, pero tenemos la dirección de una tienda en San Francisco. Aquí los hombres visten sombrero de ala ancha, de cuero o de paja, y Fer no ha podido resistir a la tentación de hacerse con uno de ellos...en el coche ya tenemos un vaquero y un hincha de los Yanquees...¿quién será el siguiente?
Seguimos por carretera hasta Cortez, entre pinares de una densidad y extensión que hipnotiza. Junto a la carretera corre un río. Por el camino hemos encontrado ranchos y pequeños pueblos que parecen sacados de una película de vaqueros. Incluso una señal nos indica que tengamos cuidado con los cow-boys a caballo. Poco a poco dejamos atrás las Montañas Rocosas, y nos acercamos a las llanuras.
A media tarde hemos llegado a Mesa Verde. Una gran meseta, muy elevada sobre el resto de la llanura, sobre la que habitaron hasta hace un milenio los indios Anasazi. Una civilización enigmática que desarrolló una gran cultura durante siglos, y cuando llegó a su esplendor, construyendo edificios de hasta cuatro plantas, desapareció sin dejar huella. Nadie supo nada de ellos hasta que unos rancheros encontraron las ruinas hace un siglo. Las construcciones son muy curiosas, edificios de ladrillo enterrados en la roca, y salas ceremoniales enterradas en el suelo. Desde la meseta se ven espectaculares vistas de la llanura, cubierta por árboles dispersos y rocas enormes. El sombrero de piticli está siendo un elemento clave en las fotos.
De vuelta a la carretera toca reajustar planes. Hoy nos queda por ver Monument Valley antes de llegar mañana al Gran Cañón, pero son las 7 y nos quedan más de dos horas de viaje hasta allí. Mientras decidimos buscar alojamiento de camino, despertarnos amaneciendo, y ver todo mañana, el paisaje ha cambiado bruscamente. El desierto de Arizona está cerca. La altura se ha reducido a 1.500 metros y hace más calor aunque sea más tarde. No se ven casas, no se ven árboles, no se ve nada excepto desierto, grandes mesetas, y algo de hierba seca. Las rectas se pierden en el horizonte, y somos el único coche durante al menos media hora. Fuimos previsores, y tenemos el depósito lleno. Atardece en el desierto cuando nos queda al menos una hora de trayecto. Quizá hoy dormiremos en un motel en el primer piso de un saloon, en un pueblo con arena en las calles y arbustos rodando sobre ellas.
Vamos en el maletero con vosotros. Vemos, olemos, sentimos con vosotros. Unas frases cortas, unas pinceladas sueltas bien dadas, nos hacen estar ahí con vosotros.
ResponderEliminarEn tierras americanas ha nacido un escritor.
Besos a todos.
P.D: Que el espíritu de aquellos Jefes Indios, aniquilados por su Grandeza, os acompañe siempre.
jajaja fran que grande eres!!!!! viva pitikli bonico!!!!
ResponderEliminara veo que lo seguís pasando geniallll!!!
en ese coche os falta un indio!!!!
besos a todos!!!!
Fran me encantan tus gafas azules!!!!!!!!!
ResponderEliminarTu crees que podremos hacer lo mismo que estais haciendo con Hugo??????
Me encanta la idea que habeis tenido con el blog!!!!
Joder, qué viaje tan guapo Primo (y compañía)!! Envidia sana TOTAL.
ResponderEliminarGenial el blog!
Raquel, a Hugo te lo pones en plan mochila y lo llevas donde quieras.
FRANNNNNNNNNNN!!!!!!!
ResponderEliminarFELICIDADES!!!!!!!! HOY ES TU CUMPLE!!!!!!!!!!!!!!!
DUSFRUTA MUCHO!!!!!!
BSS!!!!!!!
Que llevamos dos dias sin saber nada!!!!!
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